De acuerdo con la mayoría de participantes. Tener un equipo nacional de balompié en un certamen orbital era como caminar en la luna, era algo excepcional máxime cuando aún nos transmitían de generación en generación el recuerdo del 4-4 de Arica.
No me acuerdo de tanto triunfalismo antes del torneo, yo apenas tenía 11 años. Pero sí tengo grabado en la mente que el día del partido con Túnez (un viernes, tal vez) yo estaba en el colegio, y muchos compañeros llevaron radio para oir las acciones del mismo. Dio la casualidad que estando en un recreo, la selección hizo gol y todos lo cantamos y gritamos como si estuviéramos en el propio estadio. Después se nos apareció Brasil y nos bajó de la nube con todo y el nunca olvidado madrazo de Eduardo Niño…
Realmente no creo que después de tanto trago amargo hayamos aprendido a manejar el triunfalismo. Aún seguimos pecando en lo mismo. Tal vez por aquello de que quien gana es quien goza, ¿pero cuánto debe durar ese gozo entonces?
Por último, y como lo mencioné en su momento, la sección Visa USA sigue incompleta hasta que no se incluya la participación en el torneo mundialista de 1994.